París está llena de tesoros ocultos, y entre ellos se encuentran los pasajes cubiertos, auténticos testigos de una época pasada. Estas galerías, construidas entre finales del siglo XVIII y el XIX, ofrecen una visión de la historia parisina con sus majestuosos techos de cristal, sus suelos de mosaico y su encanto intemporal. Aunque algunos pasajes, como la Galería Vivienne o el Passage des Panoramas, otros son poco conocidos, pero merece la pena descubrirlos. He aquí una selección de pasajes cubiertos olvidados que merece la pena explorar.
El Passage du Grand-Cerf
Situado cerca del barrio de Montorgueil, el Passage du Grand-Cerf destaca por su impresionante altura y su luminoso techo de cristal. Descuidado durante mucho tiempo, ha cobrado nueva vida gracias a sus tiendas de artesanía y diseño. No se pierda «Rickshaw», una boutique especializada en objetos hechos a mano.
Galería Véro-Dodat
Esta elegante galería, cerca del Louvre, es una joya neoclásica. Alberga la famosa boutique Louboutin. Con sus columnas de madera oscura y su iluminación tenue, ofrece un ambiente chic e íntimo.
Pasaje Verdeau
Prolongación natural de los Passages Jouffroy y Panoramas, el Passage Verdeau suele pasar desapercibido a pesar de su encanto único. Su techo de cristal en forma de espina de pez ilumina las numerosas tiendas de antigüedades y librerías de viejo que se pueden encontrar aquí.
El pasaje Brady
Conocido como la «Pequeña India» de París, este pasaje es un auténtico viaje sensorial con sus restaurantes indios y pakistaníes. Aunque ha perdido su antiguo brillo, sigue siendo un lugar animado donde se mezclan culturas y sabores exóticos.
Pasaje Choiseul
Menos concurrido que sus vecinos, este pasaje es sin embargo uno de los más largos de París. Recientemente ha recuperado su esplendor original. Aquí encontrará librerías especializadas, galerías de arte y discretos cafés perfectos para una pausa tranquila.
Estos pasajes cubiertos son algo más que lugares por los que pasear: cuentan una rica historia ligada al ascenso de la burguesía parisina en el siglo XIX. En aquella época, servían como elegantes atajos lejos de las calles embarradas, al tiempo que ofrecían una zona comercial protegida por sus luminosos tejados de cristal.
Por desgracia, muchos de ellos desaparecieron con las grandes reformas de Haussmann o cayeron en el olvido con el paso del tiempo. Hoy sólo quedan en París una veintena de pasajes, principalmente en la orilla derecha. Gracias a los esfuerzos de conservación emprendidos por el Ayuntamiento de París desde el año 2000, estas joyas arquitectónicas están cobrando poco a poco una segunda vida. Ahora nos toca a nosotros aprovecharlos.