En la familia de callejuelas bucólicas de la capital ya hemos reseñado la calle de las Termópilas la Plaza de Montsouris o la Ciudad de Figuier todas impregnadas de cierta magia. Hoy pedimos el Passage Lhomme, una pequeña pepita de encanto intemporal que nos recuerda el París de antaño. Dirígete al barrio de Charonne para descubrir este lugar único en París, testimonio del pasado industrial del Faubourg Saint-Antoine.
Pasaje Lhomme: un remanso de paz en la capital
Para escapar del incesante ajetreo de la capital, a veces basta con ser curioso y perderse en sus entrañas. Así fue precisamente como dimos con el Passage Lhomme, enclavado entre la Rue de Charonne y el Passage Josset. En este pequeño rincón único de París, aún se puede sentir el pasado industrial de la ciudad, sobre todo en los pequeños talleres que aún se conservan en su estado original. Una breve parada en el Pasaje Lhomme promete ser tan histórica como tranquila.
Aunque en la superficie los talleres siguen ahí, cada uno con un escaparate muy pintoresco y encantador, las tiendas y los artesanos de antaño desgraciadamente han ido desapareciendo poco a poco del paisaje, dando paso a oficinas, estudios y consultas. No obstante, el atractivo del conjunto sigue intacto, y su atemporal calidad pintoresca ha perdurado a lo largo de los años.
Adoquines irregulares, vegetación exuberante y una tranquilidad sin igual: todos los atributos de un camino bucólico están ahí, y un paseo por estos parajes siempre parece una buena idea. Glicina, enredadera de Virginia y otras plantas en maceta: la belleza del entorno se debe también a todo el verde presente en las paredes, fachadas y suelo. Respetando la paz y la tranquilidad de los residentes locales, pasea por esta pequeña callejuela y disfruta de su encanto, tranquilidad y belleza.
Así que si estás por el distrito 11, reserva 15 minutos de tu tiempo para descubrir este tesoro escondido.
Pasaje Lhomme, acceso por 26, rue Charonne, 75011
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