A sólo 2h30 de París en coche, Yport es el destino ideal para un fin de semana rejuvenecedor. Lejos del bullicio, este pequeño pueblo de pescadores se encuentra en la Costa de Albante, entre Fécamp y Étretat. Enfoque este destino, rara mezcla de naturaleza salvaje y encanto auténtico.
Inmensos acantilados blancos, mar y cielo… un panorama natural impresionante.
Yport es una auténtica joya natural, bordeada por espectaculares acantilados de tiza blanca de 70 metros de altura que se extienden a lo largo de casi 6 km de costa. Con la marea baja, su hermosa playa de guijarros revela a veces tramos más suaves, lo que la hace ideal para la pesca a pie. El sendero GR21 serpentea por el borde de los acantilados, ofreciendo a los excursionistas unas vistas impresionantes del Canal de la Mancha. Más aún al atardecer…
Historia y patrimonio: cuando el mar forja un pueblo
Pero, ¿cuál es la historia de este pueblo pesquero de acantilados calcáreos y bonitas casetas de playa blancas a rayas azules? ¿Cuáles son los orígenes de Yport, hoy una de las principales estaciones balnearias del mundo? Aunque el pueblo se formó en la Edad Media, no fue hasta 1843 cuando Yport se convirtió oficialmente en municipio, tras haber formado parte de Criquebeuf-en-Caux. La iglesia de Saint-Martin, construida entre 1838 y 1876, es un poderoso símbolo de ello. Su nave, sus vidrieras y sus maquetas de barcos recuerdan que la cultura local siempre ha estado estrechamente vinculada al mar…
El encanto bucólico de una ciudad que vive al ritmo de las mareas
Un paseo por el corazón de Yport revela casitas de pescadores de ladrillo y pedernal con fachadas de colores, enclavadas en las estrechas calles. Pequeñas casitas con encanto se codean con villas de clase media, testigos de una época en la que pintores y escritores venían aquí en busca de inspiración. Guy de Maupassant, André Gide, Claude Monet y muchos otros cayeron bajo el hechizo de sus paisajes salvajes y quedaron deslumbrados por su luz excepcional.
En el paseo marítimo se pueden ver cabinas y barcas tradicionales, que dan a los paseantes la impresión de pasear por una postal. Respirar el rocío del mar, escuchar el sonido de las olas, oler la sal, ver a los niños recogiendo los guijarros… Esta suave atmósfera marítima seduce a los paseantes, que también acuden en masa para descubrir el pintoresco ambiente del pueblo, con su mercado y sus bonitos cafés.
¿Por qué Yport es la escapada perfecta para los parisinos?
Situado a dos horas y media de París en coche, Yport cumple todos los requisitos para ser la escapada ideal. Fácil de llegar, sin estrés y con un cambio de aires perfecto. Un pequeño interludio yodado, para un fin de semana o incluso un día entero. Menos popular que Étretat, su vecino estrella, Yport posee un encanto discreto y virgen. Aquí no hay multitudes, ni tiendas abarrotadas de turistas… sólo el sonido de las olas, el grito de las gaviotas y casas con contraventanas de colores. El ambiente es sencillo, auténtico, casi atemporal… En Yport, uno se toma su tiempo, camina, respira y contempla. Es esta rara dulzura, este lujo de ralentizar la marcha, lo que la convierte en el refugio perfecto para los parisinos en busca de pura belleza.
La Fête de la Mer, el acontecimiento festivo anual que no puede perderse en Yport
Cada 15 de agosto, Yport celebra su ya emblemática Fête de la Mer et de la peinture. A partir de entonces, la ciudad adquiere un nuevo aspecto festivo. En el programa: conciertos en el paseo marítimo, un espectáculo pirotécnico pro-melódico, una misa mayor para los marineros, la famosa bendición de los barcos, demostraciones de pintura e incluso una subasta de cuadros. Una fiesta a orillas del mar para celebrar el verano, con música, ostras frescas y vino blanco yodado… Con la dulce sensación de sumergirse literalmente en un cuadro impresionista.
En pocas palabras:
Deliciosa sencillez, un entorno que parece un cuadro vivo… En Yport, todo invita a ralentizar el ritmo, respirar, contemplar y maravillarse ante la belleza de la naturaleza. Un paisaje de postal para descubrir este fin de semana, durante una apacible escapada.


