
París tiene estaciones de metro extraordinarias. Una de las más increíbles es una estación que parece un submarino. Con su decoración retrofuturista y su color óxido que llega hasta el techo, esta estación con una historia insólita es sin duda la estación de metro más bonita de París.
Esta estación de metro con aspecto de submarino es sin duda la más bonita de París…
A diario tendemos a quejarnos del transporte público y a lamentarnos de las peores líneas de metro que podemos encontrar. Pero, ¿y si coger el metro fuera como visitar un museo? Eso es exactamente lo que se siente al recorrer esta estación de metro parisina de diseño excepcional. Puede que la reconozca: la estación Arts et Métiers, en la línea 11. Pero, ¿se ha preguntado alguna vez por qué esta estación parece un submarino?
Veinte mil leguas de viaje submarino en los pasillos del metro
Al principio, la estación de metro Arts et Métiers se parecía a muchas otras. Sin embargo, en 1994, con motivo del Bicentenario del Conservatoire National des Arts et Métiers, se produjo un gran cambio . Para rendir homenaje a esta institución, convertida en Museo de Artes y Oficios, la estación se transformó literalmente, con la ayuda de la RATP. La transformación fue obra del escenógrafo belga François Schuiten, famoso por su universo retrofuturista, en colaboración con el dibujante francés Benoît Peeters. Ambos fusionaron sus ideas y trabajaron juntos para transformar esta estación de metro inicialmente clásica en un submarino impresionante. Se inspiraron en los relatos fantásticos de Julio Verne, incluida la emblemática novela de aventuras Veinte mil leguas de viaje submarino (1869).
Métro Arts et Métiers, ¿un pequeño museo escondido bajo tierra?
Mucho más que una simple renovación, es una obra narrativa que se creó en 1994 en el espacio público. Ese año, enormes placas de cobre cubrieron las superficies de la estación Arts et Métiers, desterrando toda valla publicitaria. Bajo las bóvedas color bronce, unos ojos de buey dorados cuentan breves historias científicas y culturales. En el interior, maquetas de inventos rinden homenaje al Conservatorio convertido en museo. Y abundan los detalles: engranajes en el techo, asientos de madera oscura en la plataforma en contraste con los habituales asientos de plástico de colores… Y hasta una rueda dentada de movimiento perpetuo incrustada en las paredes de cobre. Tantos pequeños objetos minuciosamente diseñados, que evocan un mundo mecánico vivo, en consonancia con el espíritu del Museo de Artes y Oficios. ¿Qué estación parisina tiene ganas de ver?