Clasificado ya como uno de los Pueblos Más Bonitos de Francia, este increíble pueblo gótico ha sido galardonado con el título de «Village Préféré des Français» en 2025. A sólo 3 horas en tren de París, es una joya medieval por descubrir, no sólo por su patrimonio, sino también por su ambiente y su animación durante todo el año.
Una perla de callejuelas medievales y caminos bucólicos
Cuando se trata de un pueblo que combina encanto auténtico, rica historia y ambiente tranquilo, Saint-Antoine-l’Abbaye cumple todos los requisitos. Situado en la región de Auvernia-Ródano-Alpes, este pequeño pueblo del departamento francés de Isère fue nombrado «Pueblo Favorito de Francia 2025» tras el programa presentado por Stéphane Bern el 2 de julio. Este galardón, motivo de orgullo para la región, premia un lugar donde se combinan a la perfección el patrimonio, la tradición y el modo de vida apacible.

Las joyas del pueblo son sus calles empedradas, sus casas con entramado de madera, su mercado medieval y su imponente iglesia abacial gótica. Declarado Monumento Histórico desde 1840, el edificio religioso domina con orgullo el valle y sigue siendo uno de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa del Delfinado. Su fachada esculpida, su gran escalinata del siglo XVIII y sus vidrieras de época son tan impresionantes como la vista sobre los tejados del pueblo. Justo al lado, el museo de Saint-Antoine-l’Abbaye repasa la historia de la Orden Antonina y ofrece un encantador recorrido por los jardines monásticos.
Las callejuelas medievales, conocidas como goulets, también merecen una visita. Sus pasajes abovedados y sus estrechas fachadas le transportarán inmediatamente a la Edad Media. Entre paseo y paseo, descubrirá pequeños talleres donde se trabaja el cuero, la cerámica y el vidrio soplado. Estos artesanos perpetúan el saber hacer ancestral, al tiempo que añaden un toque contemporáneo que da vida al pueblo.
Más allá de sus murallas, Saint-Antoine-l’Abbaye se abre a un marco natural excepcional. Situado a las puertas del Vercors, el pueblo ofrece numerosas rutas de senderismo y vistas espectaculares de las montañas circundantes. A sólo unos cientos de metros, atravesará calles medievales y caminos pastorales.
Mucho más que un pueblo de competición, Saint-Antoine-l’Abbaye es un concentrado de historia y autenticidad, un lugar donde el tiempo parece ralentizarse. Para los amantes de las piedras antiguas, los curiosos o los paseantes en busca de un poco de paz y tranquilidad, éste es un destino que hay que descubrir sin demora.
Y ahora es el momento perfecto para descubrirlo. Los visitantes acuden en masa desde entonces, pero el ambiente sigue siendo tranquilo, sobre todo entre semana y los fines de semana. Depende de usted.
