En París, este restaurante fundado en 1893 se ha convertido en una institución mundial. Auténtico escaparate del Art Nouveau con decoración catalogada, encarna la elegancia de la Belle Époque con sus banquetas de terciopelo rojo y su espectacular techo de cristal. Maxim’s ha acogido a algunas de las personalidades más importantes del mundo, combinando esplendor, gastronomía y noches legendarias… Hoy en día, esta joya parisina sigue perpetuando su legado…
De pequeño Bouchon de barrio a glamuroso local de fiestas
Maxim’s se inauguró un buen día de 1893, el 7 de abril para ser exactos. Su creador, Maxime Gaillard, antiguo camarero, decidió dar su nombre a su nuevo establecimiento. Con un detalle en mente: decidió anglicizar el nombre del restaurante, sustituyendo la«e«por el apóstrofe«s».De este modo, el nombre resultaba más elocuente yestaba más de moda. En aquella época, Maxim’s no era más que un pequeño bistró de barrio, una especie de bouchon a la lionesa donde la gente partía el pan con prisas.
Sin embargo, Maxim’s no tardó en transformarse en un local chic, lugar de encuentro de las personalidades de moda de la época. Este furor se debió sin duda a una tal Irma de Montigny, guapa actriz famosa en su época, que se enamoró literalmente de Maxim’s. A partir de ese momento, prometió a Maxime Gaillard transformar su pequeño «bouchon» de barrio en un verdadero lugar de encuentro. Gracias al boca a boca de la bella Irma, el local pronto fue frecuentado por todo París. Feydeau incluso ambientó allí una de sus obras: La Dame de chez Maxim (1899). Era el principio de la fama y el renombre, con una clientela más mundana.
Maxim’s, escaparate del Art Nouveau, con su decoración declarada Monumento Histórico.
Unos años más tarde, el Maxim’s cambió de propietario. El nuevo propietario, Eugène Cornuché, decidió transformar el local. En 1903, recurrió al decorador Louis Marnez para introducir el Art Nouveau en el corazón del Maxim’s. Un sublime techo de cristal, paredes adornadas con espejos y bellos revestimientos de madera, las ya legendarias banquetas de terciopelo rojo, los bronces decorativos de Alexandre Brosset… La suntuosidad fue invitada a entrar en el corazón del restaurante. Las vidrieras Art Nouveau, con sus delicadas formas florales, dejan entrar mucha luz. La decoración, una auténtica oda a la flora y la fauna, está adornada con lirios, iris, mariposas y pájaros que adornan el local con elegancia y poesía.
Una meca festiva en París
Maxim’s pronto se convirtió en uno de los lugares de fiesta más populares de París. La beau monde de la época acudía allí a cenar y bailar… ¡e incluso sobre las mesas! De hecho, por consejo del maître de la época, las bellas mujeres se sentaban en las mesas frente a las cristaleras del establecimiento, en el lado de la calle. En 1913, Jean Cocteau dijo de una de las muchas cenas en Maxim’s:«Era un montón de terciopelo, encajes, cintas, diamantes y lo que se tercie«.
Pero no son sólo las bellas damas de la noche las que se dejan ver en Maxim’s. Allí se reúne lo más granado de París, cabezas coronadas y grandes fortunas. Sería fácil, por ejemplo, mencionar a Edouard VII o Marcel Proust. En 1932 , Maxim’s fue comprado, una vez más. ¿Quién lo compró? Un tal Octave Vaudable. A partir de entonces, el restaurante se volvió aún más selecto. Los clientes eran elegidos a dedo, se exigía una vestimenta elegante y los clientes habituales tenían prioridad en la entrada. Había nacido una institución parisina… y su reputación se extendió por todo el mundo.
Maxim’s de Paris: una institución parisina, encarnación del lujo, la fiesta y la elegancia a la francesa.
Maxim’s era tan bello que su decoración fue catalogada en 1979. Finalmente, el establecimiento parisino fue comprado en 1981 por un tal Pierre Cardin, que sin duda no necesita presentación. ¿Y hoy? En la actualidad, Maxim’s es un restaurante legendario, en el que todavía parece reinar la extravagancia de las noches de canaille de la Belle Époque. El servicio es excepcional, y los clásicos de la gastronomía francesa se sirven a la mesa, con un toque moderno. Los chefs subliman los mejores productos, y se puede degustar, por ejemplo, un lenguado à la grenobloise o un poulet rôti aux morilles façon Henri IV para 2 personas, al precio de 120 euros. No falta la pompa en el menú, con bogavante, linguini con caviar, silla de cordero asada a la pimienta y el legendario baba al ron de la casa.
En resumen, Maxim’s es un lugar excepcional, símbolo del refinamiento y el lujo franceses. Su interior deslumbra por el esplendor de su decoración Belle Époque, que lo convierte en uno de los restaurantes más prestigiosos del mundo. Un lugar que no hay que perderse, que hay que descubrir al menos una vez en la vida, para una ocasión especial.
📍Maxim’s de Paris, 3 rue Royale, 75 008 París




