La casa Picassiette es tan asombrosa como fascinante. Situada en Chartres, a una hora en tren de París, tiene una particularidad muy especial. Está totalmente recubierta de mosaicos. Desde el suelo hasta el techo, pasando por el mobiliario e incluso las zonas exteriores. Una residencia que incluso despertó el interés del mismísimo Pablo Picasso. Una escapada atípica y artística para disfrutar este fin de semana.
Una casa mágica de mosaicos a sólo 1 hora de París
Fueron necesarias 15 toneladas de mosaicos y 33 años de trabajo para que Raymond Isidore, antiguo barrendero de cementerio, viera por fin su obra terminada. Este artista autodidacta, atípico y apasionado tuvo la loca (y maravillosa) idea de decorar su casa con multitud de colores.
A partir de 1938, en plena Segunda Guerra Mundial, Raymond no dejó de decorar su casa. Primero en las paredes, luego en los techos y finalmente en todo el jardín. ¡Y nada se dejaba al azar!
Profundamente devoto, Raymond ilustró muchas escenas cristianas notables, incluidos personajes de la Biblia, una vista de Jerusalén y varias catedrales, incluida la sublime catedral de Chartres, que conocía bien.
El artista colocaba finamente cada mosaico, o mejor dicho… cada trozo de plato y taza rotos que recogía aquí y allá a lo largo de más de 30 años. Esta insólita actividad le valió el apodo de «Picassiette» entre los lugareños. Así nació el nombre de su obra.
Al principio, Raymond era considerado un original por sus vecinos, pero la calidad de su obra acabó por extenderse mucho más allá de su pueblo, llegando a oídos de un tal… ¡Picasso! El artista llegó incluso a verle en persona en 1954, todo un logro para Isidore, que hasta entonces había sido tratado como un loco.
En la actualidad, la casa Picassiette está declarada monumento histórico y permanece abierta al público como museo durante todo el año. Una magnífica casa que hay que ver al menos una vez en la vida.
📍Localización: 22 rue du repos, Chartres 28000