
Oculta desde hace más de 800 años, la Abadía Real de Chaalis es una de las joyas de la corona de la región de Oise. Aquí descubrirá su sublime castillo, su invernadero, su capilla del siglo XIII y, por supuesto, su abadía. Parcialmente en ruinas, esta abadía cisterciense es una maravilla al atardecer. En su apogeo, fue una de las más importantes del reino durante el reinado de Luis VI. Sin embargo, el lugar no ha perdido nada de su encanto, sino todo lo contrario. Cuando hace buen tiempo, las magníficas rosas viejas comienzan a florecer por toda la finca. Un espléndido espectáculo para admirar desde la primavera hasta el verano.
Una abadía secreta de rosas antiguas en las afueras de París

Como por arte de magia, la finca se transforma en primavera. En 3.500 m², descubrirá una magnífica rosaleda, donde las flores se agrupan por colores a lo largo de los caminos. Su creadora, Nélie Jacquemart-André, ha querido recrear un remanso de paz, donde reinen la dulzura, la serenidad y el equilibrio. ¡Y la apuesta ha merecido la pena!

Desde su creación a principios del siglo XX, la rosaleda ha experimentado numerosos cambios, como la adición de otras especies de rosas, así como de plantas vivaces para animar el paisaje. Entre las rosas antiguas se encuentran las rosas gálicas, conocidas por su dulce fragancia. También se pueden admirar rosas trepadoras y colgantes procedentes de Polonia, que adornan con elegancia el jardín y sus pérgolas.

De mayo a junio, los amantes de las flores pueden admirar las rosas en flor y disfrutar de sus colores y delicadas fragancias. En junio,las Jornadas de la Rosa celebran a la reina de las flores. Es una gran oportunidad para admirar las distintas variedades, pero también para conocer a apasionados viveristas que le aconsejarán sobre los cuidados de esta flor, a veces caprichosa pero tan maravillosa.